Esta frase pertenece al imaginario colectivo de nuestra comunidad desde que la popularizó a través de su música José Antonio Labordeta. Y resume las características de Los Monegros, una tierra dura y hermosa, testigo de innumerables rodajes.
Desde los pioneros del documental creativo y el celuloide experimental, como el zaragozano Antonio Artero, pasando por los numerosos spaghetti western filmados en los años 60, como Cinco pistolas de Texas, films emblemáticos como Pasión bajo el sol, Salomón y la reina de Saba o El ataque los kurdos, hasta los actuales spots y sesiones fotográficas publicitarias, cuyos creativos se sienten atraídos por la plasticidad de su paisaje, Los Monegros ha sido un plató de cine perfecto para largometrajes, cortometrajes, vídeo clips musicales de grupos como Héroes del Silencio, Violadores del Verso, Jarabe de Palo, Macaco o Pablo Alborán, e incluso rarezas post apocalípticas como Mundo perro.
La zaragozana Paula Ortiz también escogió para La novia, su segundo largometraje, la belleza salvaje de este paisaje. Monegros es un “mar de cine” de inagotable belleza e inspiración.