La ermita original se erigió en el siglo XIII, en el mismo lugar donde la Virgen se apareció a un pastor erigida sobre una sabina, árbol emblemático de la comarca. En el siglo XVII fue ampliada, añadiendo nuevas dependencias y volúmenes que parecen integrados en una construcción armónica, resaltada en su fachada principal una gran balconada.
Tras ser saqueada en la Guerra Civil, se restauraron sus pertenencias. La nave, esgrafiada, se recuperó con colores anaranjados. Tras la imagen hay un magnífico camarín decorado con imágenes de alusión mariana: las cuatro mujeres antecesoras del Antiguo Testamento: o símbolos marianos como la estrella, sol y luna, fuente, pozo, palmera o el ciprés.
Además, el edificio alberga la vieja ermita con su pintura original de formas lineales, el caño que desciende varios metros por escaleras hasta la fresquera donde se guardaban alimentos y bebidas, la cripta, la sacristía y otras dependencias llenas de tesoros y objetos de la historia del Santuario.